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Hidro y gas, complementos

Si hay entendimiento político, se podrá generar complementariedades subregionales y regionales en el uso de estos energéticos.

ÁLVARO RÍOS ROCA*

Nadie puede dar razón de lo que pasará con los precios internacionales del petróleo en los próximos dos a tres años, más por aspectos políticos y geopolíticos que por aspectos intrínsicos de mercado. Esto mantiene en incertidumbre a todos los que definen políticas energéticas nacionales o regionales y a los que invierten capital de riesgo en la búsqueda del oro negro u otras alternativas energéticas.

Por un lado, está el crecimiento de la demanda global. China e India, con una población cercana a dos mil millones de habitantes, usan 2 a 3 barriles de petróleo por año por habitante y apuntan muy apresuradamente a tener niveles occidentales de alrededor de 13 dólares en Europa y 22 dólares en Estados Unidos. América Latina tiene un consumo de 4 a 5 barriles de petróleo por habitante por año.

Por otro lado, está la desmedida búsqueda de alternativas al petróleo y sus derivados, como son el gas natural, los biocombustibles, las fuentes eólica, solar, geotermia, nuclear y otras, cuyos resultados empezaremos a ver en dos a tres años más. Adicionalmente, está la explotación de petróleo no tradicional (pesados y bitúmenes) y los miles de millones de dólares que se están invirtiendo en lugares tradicionales (campos marginales) y no tradicionales, cuyos resultados se empezarán también a ver en dos a tres años mas.

Este escenario real de oferta y demanda futuro, sumado a que las grandes reservas están concentradas en lugares de difícil acceso, hacen pensar que los precios del petróleo no bajarán más allá de los 45 a 50 dólares por barril en el mediano a largo plazo. Este es el nuevo escenario que se proyecta para la exploración y la búsqueda de energéticos alternativos y la que puede utilizar Latinoamérica y el Caribe para su planeación.

La región cuenta con gran potencial hidroeléctrico y concentra grandes reservas de gas natural en relación a su consumo, lo que le permite integrarse y generar complementariedades propias de estos productos. Es casi imposible llevar agua o electricidad y es difícil y muy costoso llevar gas natural a otros continentes, lo que incentiva el uso de estos energéticos en forma subregional y regional.

Una de las mejores fuentes para generar energía eléctrica de base en forma económica es el agua. Asimismo, usando gas natural se puede cubrir base y punta en las eficientes plantas de ciclo combinado, que llegan a recuperar hasta el 55% de la energía, en comparación con el 30 a 35% de otras fuentes térmicas de los derivados del petróleo.

El agua es una fuente renovable que, debidamente manejada en relación a su explotación, es una alternativa limpia y económica para uso subregional y regional. De los combustibles fósiles, el gas natural es el que menos contamina y es también fuente energética económica para uso no sólo en la generación de energía eléctrica, sino también en las industrias, comercios, residencias y el gas natural vehicular (GNV), donde Suramérica tiene un innegable liderazgo mundial.

El potencial hídrico que se ha utilizado hasta la fecha en la región es de 26% y se calcula que existe un 35% de este potencial como económicamente viable de explotación. Las reservas probadas de gas natural en la región son del orden de 270 trillones de pies cúbicos y el consumo regional asciende a unos 5.8 trillones por año, lo que deja reservas para 45 a 50 años, amén de que existe potencial adicional en reservas probables, posibles y potenciales.

Si bien Brasil es un país eminentemente hidráulico, ya que las presas aportan 75% de la generación eléctrica, la mayoría de los países de Suramérica tienen combinaciones entre hidro y termoelectricidad de 40 a 60%, con algunos picos cubiertos por térmicas de derivados del petróleo como fuel oil, diesel y carbón. Esta situación cambia radicalmente cuando entramos a Centroamérica y el Caribe, donde existe generación eléctrica térmica con derivados del petróleo desde un 60% hasta 100%, como el caso de Guyana.

Generar energía eléctrica con diesel o fuel oil con precios del petróleo en 75 dólares o en futuros escenarios de 50 dólares parece una aberración, cuando se dispone de grandes reservas subregionales y regionales hídricas y de gas natural. Estos energéticos son abundantes, pueden ser más económicos, son amigables con el medio ambiente y deberían generar complementariedades subregionales y regionales, para lo cual solo es necesario entendimiento político.

Energía hidráulica y gas natural deberían ser la base para la generación eléctrica subregional y el eje de la futura integración de los países de Suramérica, donde el gas, después de anclarse en la generación eléctrica, puede servir para en el transporte mediante el GNV. De la misma manera, la transmisión de gas y electricidad de Suramérica y México hacia los países de Centroamérica merece recibir un fuerte impulso, así como se debe promover que se lleve gas natural hacia los países del Caribe, donde se genera con diesel a un costo de hasta 14 dólares por millón de BTUs.

* Es secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) 2006-2008 y ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia. Es ingeniero químico y experto en áreas relacionadas con el sector energético que le ha permitido desempeñarse como asesor en varios proyectos energéticos internacionales. (catalina.pazmino@olade.org.ec).