Regresar a la lista artículos | Inicio Sustentabilidad: el manejo de indicadores de energía Los indicadores son fundamentales para realizar modelos de planeación y evaluación que permitan formular estrategias energéticas coherentes y avanzar hacia un desarrollo sustentable.
La energía es esencial para lograr nuestro desarrollo económico y social, pero la energía la producimos y utilizamos de tal manera que si continuamos en esta forma, no será sostenible a largo plazo. Para poder evaluar nuestros logros del sector energético hacia un objetivo de sustentabilidad es necesario contar con indicadores energéticos que nos permitan medir y seguir los cambios importantes. Cada día, miles de personas que están a cargo de la toma de decisiones en el sector energético están utilizando indicadores de desempeño para avalar sus decisiones. Un indicador es una relación de dos actividades que deben evaluarse de una manera analítica y no solamente tomar fríamente su valor y realizar comparaciones. Un indicador de energía relaciona su uso con las actividades que manejan la demanda para los servicios energéticos. Existen dos tipos de indicadores que son: (1) Los indicadores que siguen a las actividades que manejan el uso de la energía, por ejemplo, la cantidad de producción industrial, las toneladas/kilómetro recorridas o el número de aparatos eléctricos por persona y (2) los indicadores que siguen los desarrollos en la intensidad energética, por ejemplo, energía/pasajero-km o energía/valor agregado en una rama industrial. Para realizar un buen análisis de indicadores se necesita tener una desagregación de los datos y que sean de buena calidad, consistentes en el tiempo y consistentes con los estándares internacionales. Los indicadores no son solamente un dato, sino que debe irse más allá para lograr un adecuado entendimiento, relaciones y comparaciones que no son evidentes usando las estadísticas básicas. Cada conjunto de indicadores expresa aspectos o consecuencias relativas de la producción y el uso de la energía. El valor de un indicador puede no significar lo mismo cuando lo comparamos con otros países, por lo que las definiciones de los conceptos tienen que ser muy claros. Los primeros trabajos de este tipo fueron realizados en la Organización para la Cooperación Económica (OCDE), relacionando el uso de la energía y la actividad humana y recientemente tenemos trabajos muy buenos elaborados por la Agencia Internacional de Energía Atómica y Naciones Unidas, publicaciones que pueden ser consultadas en el Programa Universitario de Energía (PUE). Recomendamos la lectura de: “Energy Indicators for Sustainable Development: Guidelines and Methodologies”, International Atomic Energy Agency, United Nations Departament of Economic and Social Affairs, International Energy Agency, Eurostat and European Environment Agency, 2005. El
PUE ha realizado diferentes aplicaciones de varias metodologías como
la de la OCDE, CEPAL, etc. En este artículo comentaremos cuatro aplicaciones
que son: Intensidad energética La intensidad energética es un indicador que mide la productividad del proceso económico. El desarrollo económico de un país se basa en la producción de energía, que juega un papel predominante para el impulso económico sostenible, pero también es un factor que contribuye en la contaminación del aire. No por ello se deben dejar fuera actividades como la producción, transformación y distribución de la energía. Además de este tipo de contaminación existen otros como son: la contaminación del agua, del suelo, del ruido e incremento de desechos, entre otros, por lo que se requiere vigilar la relación energía/medio ambiente, la cual está continuamente cambiando. El impacto futuro del sector energético en el medio ambiente depende en gran medida de la capacidad de la creación de políticas energéticas, para integrar bien los asuntos ambientales. Una manera de integración se da con base en el manejo de la intensidad energética. La intensidad energética nos muestra cuánta energía se requiere para generar una unidad del PIB, cuánta se consume para mover un vehículo, cantidad por vivienda, cantidad por habitante, cantidad por tipo de servicio o de industria, etc. Por su parte, el Producto Interno Bruto (PIB) es una medida del flujo de bienes y servicios producidos por la economía en un determinado periodo de tiempo, normalmente un año. Para el cálculo de las intensidades, se requiere contar con un balance de energía que nos indique el uso final de la misma, a qué sectores de la economía se dirige y cuáles son los patrones de consumo. También se requieren los indicadores económicos–sociales-regionales. Las intensidades ambientales son necesarias en la referida vinculación. Su cálculo se presenta en la relación de contaminantes generados con el PIB, por vehículo, por número de viviendas, por habitante, etc. La siguiente pirámide de indicadores muestra en la base a la eficiencia en el consumo de energía. De ésta depende la cantidad de partículas que se emiten y que afectan al medio ambiente. Los indicadores de intensidad ambiental se colocan en el siguiente nivel en donde encontramos a las emisiones, la tecnología y la calidad de los combustibles. En
el siguiente nivel, se muestra a las intensidades sectoriales, que presentan
los consumos de energía de los diferentes sectores de la economía
en términos globales relacionados con indicadores socio–económicos. A
continuación, la pirámide muestra con los principales indicadores
para el cálculo de intensidades energéticas y ambientales. La Oferta Interna Bruta de energía relacionada con el PIB de la ZMVM da a conocer los requerimientos de energía para activar la economía de la región. Asimismo, el consumo de energía relacionado con el PIB nos permite valorar cuánta energía es utilizada para generar una unidad de PIB. También
es necesario vincular a los sectores de la economía con el consumo de
energía. Las bases para tal vinculación se dan con el uso final
energético y el indicador económico de mayor influencia en el
sector. Indicadores Seleccionados
Con el análisis de los indicadores de intensidad energética nos permitió llegar a sugerir acciones para disminuirla. Reducir la intensidad energética en una economía –por ejemplo a través del costo efectivo de la conservación energética– es el principal factor ambiental para una política energética sana. Como ejemplo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) estimó que los países miembros pudieron reducir su intensidad energética y sus emisiones de CO2 a partir del año 1973. En la interpretación de la intensidad energética, es necesario tomar en cuenta las diferentes estructuras económicas para examinar si las tendencias se sostienen durante un período de tiempo y evaluar las tasas de intensidad energética junto con otros indicadores. Los factores que hay que entender para poder realizar un análisis, son:
Dimensión económica
Dimensión social
Los indicadores de autarquía y robustez forman de cierta manera un conjunto. Representan dependencias y vulnerabilidad de las economías por cambios externos. El primer indicador, la importación de energéticos, muestra la frágil sustentabilidad económica, el segundo la vulnerabilidad y el desempeño de economías altamente dependientes de su exportación energética. Productividad Este indicador es la inversa de la habitual intensidad energética. El concepto tiene una connotación más normativa que el de intensidad y parece más adecuado en el marco del desarrollo sustentable. Se correlaciona positivamente con un mayor grado de sustentabilidad. Una alta productividad energética significa que se produce más PIB por unidad de energía consumida. Hay que interpretar este indicador con mucha cautela, ya que no necesariamente indica eficiencia energética. Hay que tomar en cuenta, entre otros, los efectos estructurales (peso de industria intensiva en energía), la contabilización del sector informal de la economía respectiva, los efectos de conversión en una moneda común y del cálculo del PIB real. Cobertura eléctrica Población
que cuenta con electricidad Pureza ambiental La normalización permite invertir la escala: un nivel de una tonelada de emisiones de CO2 por barril equivalente de petróleo (BEP) de consumo energético se considera no sustentable. Uso de energías renovables Como energías renovables fueron consideradas: hidroenergía, geoenergía, productos de caña y otras primarias (como está definido por el Sistema de Información Económica-Energética de la Organización Latinoamericana de Energía, OLADE). Mientras la deforestación alcanza niveles no sustentables, la leña se considera, junto con los recursos fósiles, como una fuente de energía no renovable. La siguiente tabla muestra los indicadores de sustentabilidad en términos energéticos.
Fuente:
Sistema de Información Económica Energética, OLADE. Con relación a los conceptos utilizados, se muestran los indicadores con normalización lineal para la ZMVM Indicadores
ZMVM
Fuente: Balance Nacional de Energía. Programa Universitario de Energía 2004. Para la aplicación de los indicadores para el sector eléctrico y petrolero, se definieron los principales indicadores de energía, contaminación, clasificados por indicadores de aire, agua, y uso eficiente de energía para el año 2004 en forma de relación y sirvieron para realizar comparaciones internacionales. Para la última aplicación que fue la de elaborar indicadores de desempeño de Pemex–Refinación se definieron indicadores estratégicos de procesos de negocio. En este aspecto, los indicadores Solomon nos sirvieron de base. Se puso gran atención en los Indicadores Financieros y de Investigación y Desarrollo. En este punto, es relevante mencionar la métrica que fue desarrollada en la ex Gerencia de Investigación y Desarrollo de Pemex Refinación. El trabajo que al respecto vale la pena mencionar es el realizado por Germán Alarco relativo a “Competitividad e indicadores de desempeño de Pemex y organismos subsidiarios y filiales”. Conclusiones ¾
Los indicadores son elementos fundamentales para realizar modificaciones en
nuestras bases de datos y en los modelos de planeación y evaluación
para cumplir con las reglas de un desarrollo energético sustentable. *Es profesor titular de matemáticas en la UNAM y coordinador del Centro de Información del Programa Universitario de Energía (PUE) de la UNAM. Ha trabajado en el sector energético por más 38 años. Ha representado a México en diferentes reuniones internacionales sobre energía y medio ambiente. (gbazan@servidor.unam.mx)
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