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Redefinir el contenido nacional en la construcción de plataformas marinas

Son múltiples los beneficios que las empresas mexicanas han obtenidos en el programa de construcción de plataformas y ductos marinos de Pemex. Sin embargo, hace falta afinar y redefinir detalles de este tipo de licitaciones.


LUIS PUIG LARA*

El Programa de Construcción de Plataformas y Ductos Marinos de Petróleos Mexicanos (Pemex) comprende la construcción de 51 plataformas y 624.3 kilómetros (km.) de ductos con un importe estimado de $49,698 millones de pesos. Al mes de septiembre pasado, se han contratado 45 plataformas y 574.3 kilómetros de ductos con importe de $46,306 millones de pesos, lo que representa el 93% del programa.

En licitación se encuentran tres plataformas y 574.3 km. de ductos, que implican una inversión de 2,702 millones de pesos y representan 5.5% del programa. Asimismo, se encuentran pendiente de licitar tres plataformas y 16.0 km. de ductos, con una inversión de $690 millones de pesos, 1.5% del programa.

De las 45 plataformas con un importe de $22,457 millones de pesos contratadas por Pemex, 35 de ellas han sido realizadas por empresas mexicanas, con una inversión de $17,724 millones de pesos lo que representa el 79%, y 10 por empresas extranjeras; 2 de éstas serán construidas en patios mexicanos.

Derivado de lo anterior, los patios nacionales están ocupados en un alto grado de su capacidad, lo que ha reactivado la Industria Mexicana de la Construcción, la generación de empleos y ha propiciado una derrama económica importante en el país. Además, se cuenta con capacidad instalada en los patios nacionales para seguir construyendo el resto de las plataformas programadas.

La industria de la construcción es un sector que, además de contribuir al desarrollo de la infraestructura del país, genera también un efecto multiplicador y de distribución de beneficios hacia otros sectores económicos. Cada obra pública o privada que se realiza en el país conlleva una serie de beneficios asociados al objetivo intrínseco de desarrollo de la propia obra, como son:

  • La creación de empleos directos bien remunerados;
  • La reactivación de empresas de servicios;
  • La adquisición de bienes de fabricación nacional;
  • La generación de empleos indirectos en industria, comercio y servicios;
  • La captación de impuestos que se aplican a obras de desarrollo social.
    Si adicionalmente estas obras son otorgadas a empresas nacionales, o bien a empresas extranjeras que establecen una base permanente en el país, cada uno de esos renglones adquiere una mayor relevancia. En el pasado cercano, algunos proyectos eran otorgados a empresas extranjeras, porque en el país no existían empresas con la capacidad necesaria para garantizar el éxito de los mismos: Sin embargo, actualmente las empresas nacionales, a pesar de participar con desventajas, poseen el conocimiento y experiencia para desarrollar con éxito cualquier tipo de proyectos.

CONTENIDO NACIONAL

Las empresas de la industria de la construcción han enfrentado retos financieros, económicos, ecológicos y tecnológicos. Y cada uno de ellos los han resuelto con creatividad y dinamismo. Uno de los más recientes es el relativo a la definición de porcentajes de contenido nacional en las obras públicas. El tema, sin lugar a dudas, es de capital relevancia para el desarrollo del país, ya que implica el desarrollo firme y continuo de empresas que desarrollan productos, materiales y equipos en nuestro territorio. Es, no obstante, es un tema que debe ser tratado con especial cuidado y combinado con otros aspectos que naturalmente están involucrados en las obras públicas, con el fin de obtener los máximos beneficios de la aplicación adecuada de la reglamentación correspondiente.

Conforme a las disposiciones estructuradas en los tratados celebrados por nuestro país, el contenido nacional que podrá solicitarse en las obras públicas no podrá ser mayor de:

§ Un 25%, para obras intensivas en capital, o de,
§ Un 40% para obras intensivas en mano de obra.
Cuando vemos estos parámetros, las preguntas que surgen inmediatamente son:
§ ¿No sería mejor incrementar dichos porcentajes hasta un 100%?
§ ¿Son suficientes estos porcentajes como límites máximos?
Para saber si dichos parámetros son correctos como límites máximos, o bien si es posible incrementarlos, es menester conocer como se integran los costos de una obra pública. Es menester comentarlo, dado que, de una interpretación deficiente, han surgido errores que han afectado obras y empresas mexicanas.
En términos generales, el precio que una dependencia gubernamental pagará a una compañía por una obra pública está estructurado en costos directos, costos indirectos y utilidad de la empresa. Los costos directos se dividen, a su vez, en costos de mano de obra, costos de materiales y costos de equipo (renta y operación), de manera general. Para determinar el porcentaje de contenido nacional de una obra pública, sólo puede tomarse en cuenta los costos de los materiales, maquinaria y equipo de instalación permanente. Y a su vez, estos costos sólo consideran los materiales diferentes a los de la construcción, de tal manera que aceros, cemento, grava, arena, madera, etc., no pueden ser considerados para calcular el contenido nacional.

Con esta información, ya podemos responder a las preguntas planteadas en los párrafos anteriores:

  • Nunca se podrá considerar un contenido nacional del 100%, ya que la forma de calcular este parámetro excluye los costos indirectos, la utilidad de la empresa, los costos de mano de obra, los costos de equipo (renta y operación) y los costos de los materiales de construcción.

Los porcentajes definidos como límites máximos son suficientes, es más, existe un gran número de obras públicas en los que nunca podrán solicitarse los límites máximos.
Adicionalmente, si realizamos un análisis riguroso de los límites establecidos en los tratados, los valores deberían invertirse, dado que es en los proyectos intensivos en mano de obra donde se puede lograr un menor porcentaje de contenido nacional.
Una incorrecta definición de los porcentajes de contenido nacional exigible en las licitaciones de obras públicas, aunada a una nula exigencia con respecto a otros elementos importantes a considerar, puede originar no solamente que las licitaciones sean ganadas por empresas extranjeras sin una base permanente en el país, sino también que no se considere el empleo de los recursos humanos y materiales del país. Por lo mismo, de nada sirve que se exija un porcentaje alto de contenido nacional, sino se cuidan otros elementos básicos exigidos en la ley, como son:

  • Empleo de recursos humanos, bienes o servicios mexicanos.
  • Participación de todas las empresas en igualdad de condiciones.
    1. Idénticas oportunidades de financiamiento
    2. Idéntica carga fiscal.
    3. Idénticas obligaciones obrero-patronales.


En la actualidad, estos 3 conceptos representan para las empresas mexicanas una carga superior al 24.7% del valor de venta de cada proyecto, lo que se convierte en una desventaja flagrante.

  • Considerar los costos adicionales diferenciados en que se incurre en cada proyecto, en función de costos de transporte, ingeniería y supervisión, entre otros, que se generan, cuando partes del proyecto son desarrolladas en otros países.


Parece, quizás, exagerado insistir en esto, pero ya hubo proyectos en los que se exigió un porcentaje de contenido nacional, pero no se cuidaron los otros aspectos, y aunque se cumplió con el contenido nacional, se importó mano de obra barata y materiales de construcción de otros países. También hubo proyectos en los que se cumplió con el contenido nacional y, sin embargo, fueron desarrollados en gran parte en el extranjero, por las ventajas fiscales y apoyos a la exportación que brindan otros países a sus empresas.

Es importante insistir en el tema del contenido nacional en las obras públicas, pero viéndolo de manera integral, considerando todos los aspectos que benefician a las empresas mexicanas y a las extranjeras instaladas en el país. Tiene que existir un reconocimiento al hecho de creer en México.

*Ingeniero químico, egresado de la ESIQIE del Instituto Politécnico Nacional. Trabajó 29 años para la industria petrolera estatal (Pemex), jubilándose en 1998 como director general de Pemex Petroquímica, donde participó activamente en los procesos de desincorporación de este sector. Actualmente, es consultor en materia de energía y medio ambiente a través de su empresa Consultores Empresariales Puig,S.C., constituida desde 1998. Es consultor del Grupo Diavaz y vicepresidente nacional de Hidrocarburos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (lpuig@diavaz.com.mx).