Regresar a la lista artículos | Inicio Colombia, modelo energético Se ha desarrollado un esquema de empresas del Estado competitivas que operan con criterios empresariales. ÁLVARO RÍOS ROCA* Las reformas impulsadas desde finales de la década de los años ochenta y durante la década de los años noventa, en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, planteaban una serie de medidas para gestar cambios estructurales, principalmente en materia económica. En décadas pasadas, en particular la de los setenta, los sectores estratégicos de las economías latinoamericanas, incluyendo, por supuesto, el de la energía, se ceñían en casi todos los países de la región por las siguientes características (entre otras): 1) predominaban las empresas estatales y, por ende, las inversiones resultaban mayormente de carácter público; 2) había integración vertical en los segmentos de la industria eléctrica y de los hidrocarburos; 3) se estructuraban los precios y tarifas de acuerdo a criterios que, en parte, eran políticos y, en parte, económicos; 4) había Estados normadores, reguladores y empresarios; y 5) se impulsaba la integración energética subregional impulsada desde los gobiernos y con inversión publica. Los objetivos de las reformas estructurales, por lo tanto, estaban dirigidos a: 1) la estimulación de la competencia y apertura a inversiones del sector privado; 2) privatizaciones y/o capitalizaciones con transferencias de empresas públicas al sector privado; 3) la desintegración vertical para tener segmentos competitivos; 4) tarifas y precios de mercado, económicas y competitivas; 5) la creación de entes reguladores autónomos e imparciales; 6) Estados básicamente normadores; y 7) la integración regional fomentada mediante la actividad privada, con armonización de marcos regulatorios subregionales impulsada por los gobiernos. Algunos países, como Colombia, México, Costa Rica, Venezuela y Brasil no siguieron a cabalidad esta hoja de ruta presentada en el párrafo anterior, principalmente en lo relacionado a la privatización de sus empresas estatales de energía. En este artículo, comentaremos el caso de Colombia, nación que decididamente no optó por una privatización o capitalización a secas, sino más bien, dentro del proceso de reformas estructurales, impulsó a sus empresas nacionales a competir con las mismas reglas que otorgaba al sector privado. Para que sus empresas estatales de energía pudieran competir, tuvo también que proceder a realizar un profundo trabajo de cambio en la gestión administrativa y operativa de las mismas, de manera de darles autonomía de gestión empresarial y eficiencia en su diario accionar. Es decir, se hizo una reingeniería para que manejen sus proyectos en forma competitiva y transparente, para que sean sujetas de crédito al mérito de sus proyectos y flujos de caja y operen lo mas cercano a la gestión empresarial y lo mas lejano posible de la gestión política, logrando de esta manera que contribuyan con impuestos, rindan cuentas y entreguen utilidades al socio accionista que es el Estado. Esta tarea, que parece sencilla, resulta complicada, muy especialmente si aplicamos el sabio adagio popular que reza: “Lo que es de todos, no es de nadie”. A raíz de estás reformas, Colombia cuenta hoy día con varios ejemplos de empresas estatales que, manteniendo los principios de eficiencia, buen gobierno corporativo, racionalidad en sus inversiones y proyectos, así como eficiencia y competitividad empresarial, han contribuido significativamente al desarrollo energético en ese país y de la región, a las arcas del Estado y varias de ellas se han internacionalizado o están por hacerlo. Empecemos por ISA,
un grupo empresarial de capital mayoritariamente estatal, que es un
protagonista del sector eléctrico desde 1994, cuando se decidió
modificar el objeto social y realizar la reingeniería. Hoy tiene
presencia en electricidad en todos los países de la Comunidad
Andina (CAN) y ha incursionado en Brasil y está presente en los
estudios y proyectos que se vienen impulsando en el Sistema de Interconexión
Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC).
Está también involucrada en proyectos de telecomunicaciones
y de gas natural a nivel Colombia y también subregional. Las
utilidades de ISA fueron de alrededor de 93 millones de dólares
en el 2005 después de muchas inversiones realizadas a nivel regional.
En el sector hidrocarburos ocurre una dinámica muy similar que en el sector eléctrico, la cual se conoce principalmente por la gestión empresarial de la estatal Empresa Colombiana del Petróleo (ECOPETROL). A través de la reformulación del marco regulatorio y la creación de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), esta empresa ha entrado a trabajar competitivamente con el sector privado y ha generado impuestos y utilidades para el Estado colombiano. Para referencia, el año 2005, ECOPETROL tuvo una utilidad de 1.4 mil millones de dólares, además de contribuir las regalías respectivas. ECOPETROL ha iniciado su internacionalización y búsqueda de oportunidades en otros países, principalmente vecinos, con la finalidad de minimizar los riesgos exploratorios y generar sustentabilidad. Debido a la amplia necesidad de capital que se requiere para seguir desarrollando reservas y producción, ECOPETROL esta en trance a convertirse en una sociedad mixta con mayoría accionaria del Estado. No cabe duda que Colombia, dentro de los cambios estructurales, ha optando por mantener una opción diferente con empresas estatales eficientes y competitivas y es un modelo que vale la pena analizar para las empresas de otros países de la región.
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